Continuó la labor de Henry Cole y fue partidario de los conocimientos de Pugin y Ruskin, lo que definía una ideología que rechazaba la mecanización y las formas góticas revalorizando las artesanías artísticas (pensamiento vinculado a la Hermandad Prerrafaelista).
Su único cuadro fue La reina Ginebra, que responde a los ideales de la escuela prerrafaelista. Ya para 1857, Morris afirmaba: “antes de ponerse a pintar cuadros sublimes, un hombre debe comenzar por vivir en un ambiente apropiado y tener una casa decente…”. Con sus diseños Morris dignificó la profesión de diseñador y a la producción de muebles.
Su ideología socialista lo llevó a buscar que el arte fuese parte de los objetos cotidianos, pero su negativa a la industrialización lo llevó a que sus diseños fuesen extremadamente costosos, reduciendo a sus clientes a únicamente gente adinerada. Afortunadamente sus seguidores se adecuaron mejor al progreso, y entendieron la importancia de la producción mecánica. Morris en sus últimos discursos, ya admitió: “deberíamos tratar de convertirnos en los amos de nuestras máquinas y usarlas como un instrumento para imponernos mejores condiciones de vida”.
Su ideología socialista lo llevó a buscar que el arte fuese parte de los objetos cotidianos, pero su negativa a la industrialización lo llevó a que sus diseños fuesen extremadamente costosos, reduciendo a sus clientes a únicamente gente adinerada. Afortunadamente sus seguidores se adecuaron mejor al progreso, y entendieron la importancia de la producción mecánica. Morris en sus últimos discursos, ya admitió: “deberíamos tratar de convertirnos en los amos de nuestras máquinas y usarlas como un instrumento para imponernos mejores condiciones de vida”.
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